Una historia de amor

Nuestro encuentro fue fortuito. Ella no debía estar allí, ella no pertenecía a ese lugar. Quizás  en otro momento, o en otras circunstancias, pero no ese día, no señor...
Me sorprendió su vaivén, me inquietó su destino final. Creí que no se detendría, que simplemente me ignoraría. Pero para mi sorpresa, para mi más gratísima sorpresa, debo decir, se mantuvo a mi lado. Su tamaño no le permitía acercarse a ese tesoro que deseaba, entonces debió ponerse en cuclillas. Se aproximó tanto que quienes la rodeaban comenzaron a querer evitar que su objetivo fuera logrado. Ella ignorando por completo esos llamados de atención, siguió con su cometido.  No me molestó que lo hiciera, ni siquiera  entendí bien los motivos de los adultos para alejarla de allí. Con tan solo deslizar mi mano por su pequeñísima espalda,  bastó para que entendiera y se percatara que era a ella a quien se dirijían esas voces fuertes. Sin saber su nombre, logré tener su completa atención. Pero no fue ese mi impacto mayor.
Sí logró contener mi más amplia alegría cuando extendió su mano para que yo la ayudara a elevarse de ese lugar en el que estaba. Esa mano que denotaba la huella más cálida, la tibieza más profunda, esa mano que desbordaba de los juegos que era capaz de inventar con lo que tenía cerca, cuando su mirada se clavó en la mía mostrando un infinito detrás de sus ojos morenos, iluminados con el fuego de la travesura. Allí creo yo hubo un flechazo. Creí terminada la escena romántica, pero para que los finales sean completamente felices, como en los cuentos de hadas, hacía falta un plus, y ella me lo regaló. Esa pequeñita, en brazos de su madre, apoyó su mano sobre sus labios y me dedicó el más dulce de los besos que recuerdo hoy...

Comentarios

  1. Esos ojitos oscuros que descubren recien los colores y las formas ven mas profundo que cualquier invencion de los hombres, por que pueden ver el alma sin nada que la obstaculise. Descubren el amor, como tambien la maldad, eso nos duele y nos pone el animo y los ojos como leones, pero su simpleza de expresion nos devuelve nuestra humanidad desde la mas pequeña luz de su pequeño y gigante corazon.

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