Actitudes seductoras,
muestras de galantería,
un dulzor empalagoso
rondaba las conquistas
Siempre sobresaliendo,
mostrando lo benévolo que podía ser.
Acercando lo meloso,
conquistando paraísos soñados.
Cuando la cautiva era presa
de ese amor irracional,
la trampa estaba activada
era imposible escapar.
Cada día recordaba
la promesa amorosa,
cada sombra de su rostro
mencionaba las palabras
pero con los puños apretados.
No entendía,
¿qué había pasado?
Las migajas de su cuerpo
se quebraban de dolor
y no podía salir del embrujo.
Y un día
el temor, en furia mutó
Ella por vivir
es que lo mató.
Esa novela que le habían contado,
la de una princesa
de los cuentos con final feliz,
escribía su propia historia.
Sin perdices,
pero llena de
lucha, pasión y valor.
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