el encanto de la lechuga....
Determinación, coraje, temple, firmeza, obediencia....Podría seguir agregando calificativos pero me resulta vergonzoso. Lo único que sé, es que me lo propuse y parece que lo estoy logrando. Todos preguntan: ¿ cómo lo hiciste?....La verdad que sin darme cuenta fui cambiando malos hábitos alimenticios y como resultado logré lo tan ansiado.....BAJAR DE PESO...
Fue casi sin pensarlo, que concurrí a una primera reunión, donde estábamos lo más groso de la población, perdón, lo más grueso...Las primeras miradas son buscando en el otro un reflejo que alivie el karma de lo propio, miramos con ojo crítico y, obviamente sin decirlo, buscamos aquella figura que tenga unos kilos más que nosotros para sentirnos algo aliviadas y pensar para adentro: pobre, que gordita que está, ella sí que lo necesita...
olvidando por un instante
Fue tal mi sorpresa que no entraba en mi cabeza aquella cifra de tres dígitos que marcaba el visor de la diabólica máquina. Parpadee, aclaré mi mente y sí, era ese el resultado de tan buen invierno pasado, entre picadas, comidas muy calóricas y muchísima harina.....
Derrotada por un número, así me sentí....
Al pasar el primer momento de desequilibrio, volviendo en mi, pude recapacitar y comenzar a pensar las cosas desde otro lugar.....Un lugar más sano para mi persona y para los que me rodean...
Por eso es que les digo, la lechuga no se compara con unas buenas bolas de fraile, pero
tiene su encanto.....
Fue casi sin pensarlo, que concurrí a una primera reunión, donde estábamos lo más groso de la población, perdón, lo más grueso...Las primeras miradas son buscando en el otro un reflejo que alivie el karma de lo propio, miramos con ojo crítico y, obviamente sin decirlo, buscamos aquella figura que tenga unos kilos más que nosotros para sentirnos algo aliviadas y pensar para adentro: pobre, que gordita que está, ella sí que lo necesita...
olvidando por un instante
- el grado de agitación de nuestras carnes al mínimo movimiento,
- el nivel de palpitaciones al que llega nuestro corazón cuando solamente pensamos en subir las escaleras
- o la fatiga ocasionada por intentar ponernos esos pantalones tan lindos que alguna vez usamos.
Fue tal mi sorpresa que no entraba en mi cabeza aquella cifra de tres dígitos que marcaba el visor de la diabólica máquina. Parpadee, aclaré mi mente y sí, era ese el resultado de tan buen invierno pasado, entre picadas, comidas muy calóricas y muchísima harina.....
Derrotada por un número, así me sentí....
Al pasar el primer momento de desequilibrio, volviendo en mi, pude recapacitar y comenzar a pensar las cosas desde otro lugar.....Un lugar más sano para mi persona y para los que me rodean...
Por eso es que les digo, la lechuga no se compara con unas buenas bolas de fraile, pero
tiene su encanto.....
Comentarios
Publicar un comentario