¡brillen hijas mías!

Y caminan casi solas,
y aunque sus pasos no son los míos, 
me veo reflejada
veo mi huella en sus brillos...

Brillan siendo dulces madres,
que esperan los latidos y llantos, 
que sueñan con chupetes y moños
que pronto llegarán...

Brillan con luz propia
cuando de sus dolores
reinician el andar y
cuidando de los otros
potencian su sendero, 
ahogan las penas
y fortalecen su futuro.

Brillan como cuando niñas
poemas sonaban
de ojos con chispitas
de enérgicas manitos
de una tremenda potencia
comprimida detrás de ojos de cristal...

Esos brillos, son lo que me guían,
son los que me dan orgullo
calman los volcanes de dolor,
suenan con hermosas melodías
y mi respiración se atraganta
por tan inmensa bendición
cuando me enseñaron
a ser la madre que soy...





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